Sin embargo, la primera está unida “espiritual y simbólicamente”, desde que hicieron una ceremonia en 2006. la segunda tiene planificado hacer algo similar en una fecha especial, aún no definida.
En ambos casos, durante el tiempo juntos, acumularon patrimonio. Como ellos, varias parejas de gays o lesbianas no contabilizadas, ni en Cochabamba ni en el país, formaron “una familia”. Así lo consideran ellos. Pero, temen, a futuro, quedarse sin nada porque no existe ley que les ampare en temas de herencia, por ejemplo.
Hace más de un año, la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) recibió el proyecto de Ley de Acuerdo de Vida en Familia, que se enmarca en el reconocimiento de la unión de personas del mismo sexo (gays y lesbianas), pero no fue incluido en agenda para su tratamiento. Ante este hecho, hace tres semanas, los representantes del colectivo de la población de Transexuales, Lesbianas, Gays y Bisexuales (TLGB) recurrieron a la Defensoría del Pueblo a pedir ayuda. La institución anunció que gestionará el tratamiento de la propuesta en el Legislativo. La Iglesia católica cuestiona estas intenciones de ese grupo.
Denise Vargas de Cochabamba y Nicole Paredes de Santa Cruz abrieron su casa a OPINIÓN.
Ambas se muestran sonrientes y son abiertas al hablar de sus historias y su relación. Tienen a mano fotografías y exponen sus anillos de “compromiso”. Se conocieron hace cinco años, cuando Nicole tenía 28 años y Denise iba a cumplir 18. Ocurrió durante las actividades de incidencia que llevan adelante las mujeres lesbianas y bisexuales de Bolivia. Luego de tres años de relación decidieron vivir juntas, desde el 2 de octubre de 2014.
Las familias de ambas atravesaron por momentos complicados, sin poder comprender la situación. Denise se fue a vivir a Santa Cruz para estar con su pareja. Hace seis meses ambas vinieron a Cochabamba. Ahora, viven con los papás de Denise.
Nicole trabaja como secretaria en un negocio del papá de su pareja.
En estos dos años, como la familia que se consideran, acumularon bienes, entre ellos, terrenos. Nicole explica que la idea era que esté a nombre de las dos, pero, luego, por estrategia decidieron tener dos lotes, “uno para cada una”.
Denise es todavía estudiante universitaria. Su pareja es como la responsable de la manutención de ambas, por ahora.
Willmer Galarza, que es el coordinador del colectivo LGTB, describe que en ocho años de convivencia con Rolando también lograron cosas juntos. Viven en un departamento en el centro de la ciudad y el anticrético alcanza los 20 mil dólares.
Pide la revisión y aprobación del proyecto de Ley de Acuerdo de Vida en Familia y hace énfasis en el reconocimiento de los derechos civiles.
“Por ejemplo, yo soy empleado y tengo seguro social. Tengo mi pareja, vivimos juntos, formamos una familia. Pero, no puedo asegurar a mi pareja en el seguro social, si yo llego a fallecer tampoco gozaría del beneficio de la jubilación”.
Denise y Nicole coinciden con estas afirmaciones. Ellas quieren ser madres y piensan en las dificultades, actuales, de la potestad de un hijo si a alguna le pasara algo.
CEREMONIAS La ausencia de normativa no impide que las parejas homosexuales celebren sus uniones. Se conoce que existen ceremonias, no solo civiles, sino, incluso, con bendiciones, dependiendo de la religión o creencia de las personas.
Willmer es católico y su pareja adventista. Para evitar diferencias hicieron una ceremonia humanista para su unión. “Depende del corazón”.
Aprovecharon la visita de orientadores argentinos y realizaron una recepción que terminó siendo una gran fiesta.
Nicole y Denise tienen planificado hacer una ceremonia, con presencia de las familias de ambas.
Denise no tiene reparos en contar sus planes: “Lo que hemos pensado es que vamos a hacer esa reunión cuando una de las dos se embarace. Lo haremos oficial, el día en que la prueba de embarazo dé positivo. Hemos estado averiguando sobre la inseminación artificial”.
El colectivo de Travestis, Lesbianas, Gays y Bisexuales (TLGB) logró, en mayo, la aprobación de la Ley de Identidad de Género. Esa norma beneficia a las personas transexuales y travestis con la posibilidad de cambiar su nombre en su certificado de nacimiento y cédula de identidad, modificando los nombres de varón a mujer y viceversa. Este colectivo, ahora, impulsa la aprobación de la Ley de Acuerdo de Vida en Familia. El anteproyecto contempla que una pareja del mismo sexo pueda acudir a un notario para legalizar su unión, lo cual estaría plasmado en un documento con el rótulo de Acuerdo de Vida en Familia, en lugar de un certificado de matrimonio civil. La propuesta no establece el divorcio, pero sí la disolución del vínculo.
Para la Iglesia, eso es el equivalente al matrimonio, lo rechaza y reitera que el matrimonio es la unión del varón y la mujer.
Las personas homosexuales que impulsan la norma resaltan que Bolivia es un estado laico y que “no se tiene que pedir opinión a la Iglesia”.
