En el documento publicado este miércoles, la ECRI señala ese efecto «paradójico» cuando analiza los discursos de odio contra los transexuales y los transgénero, que es uno de sus principales puntos, y sobre los que destaca que «están todavía extendidos en muchos países europeos, sobre todo durante las campañas electorales».
Los expertos de esta comisión no citan a ningún país en concreto y no han querido responder a la cuestión de si han percibido ese efecto en España con ocasión de la tramitación y la adopción de la conocida como la ‘ley trans’.
Sobre España, se han limitado a recordar que es uno de los 12 países en los que ha realizado visitas de control en 2024, en concreto a finales de octubre, que el informe sobre esa visita se está finalizando y que no se publicará antes de este próximo otoño, de forma que es «prematuro hablar de sus conclusiones».
El anterior informe de supervisión sobre España se publicó en 2018 y en 2021 se presentaron las conclusiones sobre la aplicación de dos recomendaciones prioritarias que se habían hecho entonces, una sobre la falta de independencia del organismo sobre igualdad y otro sobre la educación de los gitanos.
La ECRI dictaminó entonces que no se cumplían esas dos recomendaciones y por eso el control que se está haciendo va a evaluar esa y otras.
En su informe anual sobre todos los países del Consejo de Europa, los expertos observan que en los discursos de odio hacia las personas transgénero se alude de forma recurrente a la necesidad de proteger a los niños frente a lo que se llama ‘la ideología de género’.
Las personas o las organizaciones que articulan esos discursos pretenden proteger a los niños frente a una enseñanza adaptada a su edad, sobre las identidades trans y más todavía sobre cualquier sugestión de que los niños transgénero debería poder obtener un reconocimiento jurídico de género.
La comisión hace notar, por otro lado, que los alumnos trans «tienen más riesgo de ser víctimas de acoso en la escuela».
Una parte importante del informe se dedica al recurso frecuente por parte de las fuerzas del orden a cribas de carácter racial para realizar controles de identidad, es decir basados en criterios como el origen nacional o étnico, el color de la piel, la religión o la nacionalidad.
Esos controles se han recopilado sobre todo en los controles de fronteras, en el marco de la lucha contra el terrorismo, contra el extremismo o en medidas de control en zonas específicas.
La ECRI hace hincapié en que la elaboración de esos perfiles raciales «provoca un sentimiento de humillación e injusticia».
En paralelo, toma nota de «iniciativas muy alentadoras» en algunos países que elaboran reglas que prohíben específicamente esas prácticas y también los dispositivos de registro de informaciones sobre la nacionalidad o la pertenencia étnica de las personas controladas por la policía.
EFE