Pero, ¿qué pasa si te digo en Argentina –muy cerca de Bolivia y colindante con Potosí– a inicios de este año se aplicó la una encuesta en las escuelas?
La Primera Encuesta Nacional sobre Ambiente Escolar dirigida a jóvenes de la comunidad LGBT (BOOM al bullying LGBT era el lema de la consulta) fue implementada para que los estudiantes respondieran mediante internet a preguntas relacionadas con el acoso a que sufren las personas de esta comunidad.
El diario La Nación de Argentina publicó en marzo de este año una información que daba a conocer algunas de las preguntas que fueron aplicadas a los estudiantes para visibilizar los problemas que enfrentan las personas cuya preferencia sexual no es la heterosexualidad.
Entre las preguntas estaban: “¿Cuántas veces oíste la expresión ‘Eso es tan gay’, ‘No seas gay’ o ‘Sos tan gay’ en la escuela? Durante el último mes del año lectivo, ¿cuántas veces no fuiste al colegio porque te sentías incómodo o inseguro ahí en la escuela o camino a la escuela? ¿Con qué frecuencia le informaste a un profesor, o a la directora de la escuela, o a otro miembro del personal escolar cuando alguien fue acosado o atacado en la escuela?”.
Estas preguntas estaban en un diario argentino de circulación nacional, pero trasladando algunas de esas preguntas a nuestro entorno, ¿Cuántas veces tu o usted has oído la expresión “eres tan marica”?.
Supongo que a estas alturas de este artículo ya recordaste las muchas veces que escuchamos esas expresiones en la sociedad, en las oficinas, en los mercados, en las calles, en las escuelas.
A diferencia de Argentina, donde desde el año 2010 está vigente el Matrimonio Igualitario (sí, dos hombres o dos mujeres pueden casarse) y en 2012, se aprobó la ley de identidad de género (datos según Wikipedia), en nuestro país la realidad parece ser muy distinta. Pese a que tenemos una Ley de Identidad de Género, promulgada en mayo de este año, el matrimonio igualitario parece estar fuera de debate y lo que solo se visibiliza son las agresiones a las personas con distinta opción sexual, pese a estar vigente una ley que penaliza la discriminación.
El hecho de que en las escuelas argentinas se trate el tema de la comunidad LGTB es un avance, porque para las personas que pertenecen a esta comunidad pueden sentirse seguras de expresar la inseguridad que enfrentan en distintos ámbitos, como las clases de educación física o los baños, dice parte de la nota.
Me pregunto cuanto tiempo tiene que pasar para que este tipo de temas sean motivo de conversación en las escuelas, sin que sea motivo de burla, morbo o genere situaciones de violencia.
Independientemente del tiempo que vaya a pasar para hablar de este tema en la sociedad en la que vivimos, insisto en que “todos somos lo mismo por dentro” y no hay razón alguna para discriminar o agredir a una persona con distinta preferencia sexual.