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Discriminación y violencia extrema; esto viven inmigrantes LGBTI en México
Ante la inseguridad, violencia de género y falta de protección por parte del Estado, las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales de El Salvador, Guatemala y Honduras se han visto orilladas a dejar sus países y emigrar a México, nación en la que se enfrentan a más e incluso mayores peligros; así lo informó Amnistía Internacional en un informe publicado este fin de semana.
La investigación acusa a las autoridades mexicanas de no proteger a las personas LGBT frente a las violaciones y abusos que sufren durante su viaje; además, hace hincapié en las “insoportables experiencias” que viven cuando son privadas de su libertad en el marco de la detención prolongada y sistemática de los migrantes en Estados Unidos.
“En Centroamérica hay personas que sufren una terrible discriminación por su identidad de género, y no tienen absolutamente ningún sitio al que huir en busca de seguridad”, afirmó Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.
Guevera-Rosas condenó y calificó como “criminal” el hecho de que México y Estados Unidos no actúen a favor de las personas inmigrantes que escaparon de sus lugares de origen (debido a las dificultades que afrontaban y el terror que experimentaban) y que ahora, al emigrar, se encuentran con más abusos y violencia.
Un buen número de las personas refugiadas y solicitantes de asilo que hablaron con Amnistía Internacional apuntaron que la discriminación constante y los niveles de violencia que sufrían (como asesinatos, agresiones físicas y extorsión económica a manos de bandas criminales) son los principales motivos por los que abandonaron sus países de procedencia.
Otra de las razones por las que emigran es que en sus países de origen existe una baja probabilidad de que las autoridades castiguen a los responsables de los crímenes de los que son objeto “sobre todo cuando las fuerzas de seguridad están detrás de los ataques”.
Amnistía Internacional expresó que la brutalidad sufrida por los hombres gays y las mujeres trans en Centroamérica no termina cuando salen de sus países, pues la mayoría de las personas entrevistadas manifestaron haber sufrido discriminación y violencia en México, incluso por parte de funcionarios públicos
Asimismo, muchas de estas personas dijeron sentirse inseguras en el país, ya existen pandillas de quienes recibían amenazaban en sus países de origen y que también actúan tras la frontera sur de México.
Carlos, de Honduras, se vio obligado a huir a México tras ser agredido violentamente y amenazado de muerte, en razón de su orientación sexual, por pandilleros.
“Nunca intenté poner denuncia por lo que anteriormente les había pasado a unos amigos. De hecho, mi amigo… fue a poner una denuncia, y ni bien había terminado de poner la denuncia que ya estaban en su casa, por esta razón se vino a México; otro amigo fue a poner la denuncia y en el camino lo mataron, después de poner la denuncia”, narró a Amnistía Internacional:
Carlos contó a Amnistía Internacional que, durante su estancia en México, agentes de inmigración trataron de convencerlo de no presentar una solicitud de asilo. A pesar de ello, la tramitó y sigue a la espera del fallo.
Muchos hombres gays y mujeres trans comunicaron a Amnistía Internacional que en ningún momento se les informó adecuadamente sobre su derecho a pedir asilo en México, pese al extremo peligro al que se enfrentarían en caso de ser devueltos a sus países.
Asimismo, denunciaron que las autoridades mexicanas no les notificaron ningún avance relacionado con las investigaciones levantadas después denunciar los abusos y violaciones de derechos humanos a los que se enfrentaron en ese país.
Según un estudio del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, dos tercios de las personas LGBTI refugiadas de Centroamérica, con las que se habló entre 2016 y 2017, sufrieron violencia sexual y de género en México.
Cristel, una mujer trans salvadoreña de 25 años, relató a AI que, tan pronto cruzó la frontera norte de México, fue recluida en régimen de aislamiento en un centro de detención de inmigrantes en Estados Unidos. Cristel no pudo obtener asilo y fue devuelta a El Salvador, donde los maras siguen amenazándola.
“Cuanto menos actúen las autoridades de El Salvador, Honduras, Guatemala, México y Estados Unidos para proteger a algunas de las personas más vulnerables de América, más manchadas de sangre tendrán las manos”, afirmó Erika Guevara-Rosas, quien también exhortó a los gobiernos de estos países a tomar medidas decisivas para contrarrestar los altos niveles de violencia contra las personas LGBTI.
Con información de Amnistía Internacional
