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Identidad no reconocida: el desafío de las personas trans para ejercer su voto en Venezuela


2024-07-26
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Correo del Caroní

Cuando se habla de derechos para la comunidad Lgbtiq+ en América Latina, Venezuela ocupa las últimas posiciones en términos de implementación de leyes sobre la identidad de personas trans. A diario, las personas trans, intersex y no binarias luchan en contra la discriminación, los comentarios y el acoso en redes sociales debido a su identidad y la falta de reconocimiento legal, lo cual también representa un desafío al momento de ejercer su derecho al voto.

Esta realidad sería diferente si en el país se aplicara la reforma del artículo 146 de la Ley Orgánica del Registro Civil en 2009, de acuerdo a lo citado en un artículo del Observatorio de Violencia Lgbtiq+. Dicha modificación, en teoría, otorgaría a las personas trans el derecho a cambiar legalmente su nombre.

Sin embargo, la realidad dista mucho de la intención de la ley. A pesar de su promulgación hace más de una década, este artículo permanece en un limbo jurídico, sin ningún intento para su implementación.

Yendri Velásquez, fundador del Observatorio Venezolano de Violencias Lgbtq, explicó que el Estado venezolano “no ha tenido la voluntad de aplicar estas medidas: Uno, porque no existen mecanismos para hacerlo operativo y dos por prejuicios transfóbicos”.

Velásquez señaló que aunque el cambio de nombre está estipulado en la ley y tiene una reglamentación, se niegan a implementarlo.

“Es sabido y ha sido público, lo han dicho incontables activistas, que el encargado de asesoría jurídica de la oficina del registro civil del CNE promueve una religión y una posición antiderechos basada en prejuicios religiosos, lo que viola un artículo de la Constitución que reza que no se podrán invocar creencias religiosas para obstaculizar o negar el derecho de otras personas”, sentenció.

Las barreras al momento de votar

La falta de reconocimiento legal no solo viola los derechos humanos de las personas trans, intersex o no binarias, sino que también puede llevar a muchas de ellas a abstenerse de participar en procesos democráticos. Así lo señala Richelle Briceño, educadora, abogada y activista de los derechos humanos.

Aseguró que, en el caso contrario, cuando se está dispuesto o dispuesta a participar, las personas lo hacen con mucho temor a ser discriminadas, “o peor aún, a ser objetos de burla, humillaciones, tratos crueles o inhumanos”.

Declaró que gracias a la tecnología aplicada al proceso electoral, “ninguna identidad que coincida con las huellas dactilares de las personas es percibida y entendida por los miembros de mesa como una usurpación de identidad”.

Pero la barrera principal llega después: “El asunto viene después de verificada la identidad donde la persona trans, intersex o no binaria está expuesta a la mirada perspicaz, los gestos burlones, las palabras degradantes o los tratos discriminatorios, solo por ser quien es”.

Richelle Briceño, destacó que hay dos formas de que el sistema electoral sea más amigables con las personas trans, intersex y no binarias: una es que se reconozca la identidad legal de las personas trans, intersex y no binarias, y la otra que funcionarios y miembros de mesa sean capacitados, formados y sensibilizados para dar un trato digno y humano a estas poblaciones.

Votar siendo una persona trans

Sin avances y sin mejoras en el sistema electoral, el miedo de asistir a las urnas está cada vez más presente en las personas trans.

Sebastián Inojosa, de 29 años, expresó que su mayor temor el día de las elecciones es sentirse violentado.

“Mi mayor temor es sentirme violentado o ser expuesto por tener una identidad que no me corresponde y que no es congruente con mi físico. Por ejemplo, mi cédula dice un nombre femenino y físicamente soy un hombre”, contó.

“Tampoco quiero sentirme expuesto y tener que explicar mi transición, mi identidad y siento miedo de que no lo entiendan”, añadió.

Inojosa recordó cuando le tocó renovar su cédula de identidad, tuvo un incidente que catalogó como “horrible y humillante”.

“Intenté que en el Saime me cambiaran mi género en la cédula, porque escuché un caso de una persona que lo logró, fui con mi mamá por el temor a ir solo y le expliqué que era una persona trans y la señora me respondió: ‘No, no, totona es totona y pipí es pipí. Yo no puedo cambiar eso, no, señor’ y lo dijo frente a todas las personas que estaban en el lugar”, contó. Afirmó que, en ese instante, escuchó las risas de las personas a su alrededor y se sintió frustrado y triste.

Esto, además, es una situación que la ha vivido en otras instituciones como en los bancos, porque su identidad no está acorde con su apariencia física.

El participar en este proceso electoral del 28 de julio, sin que su identidad de género no sea reconocida, lo hace sentir “frustrado”.

“Me siento con mucha ansiedad y con ataques de pánico. Me da mucha rabia, porque es un proceso democrático y las personas trans, no binarias e intersex no lo podrán hacer de forma tranquila, asistiremos con mucho temor”, reiteró.

“Un futuro para mí”

A días de los comicios presidenciales, Samara Sereno, de 21 años, está nerviosa por asistir a su centro electoral. Su mayor miedo es que se refieran a ella con pronombres masculinos, los cuales no la representan. La falta de reconocimiento de su identidad es una realidad que le duele todos los días.

“No puedo ni siquiera entrar a un baño público de damas sin vivir discriminación por parte de guardias de seguridad u otros entes en diferentes locales. ¿Entrar a un centro comercial, ir al doctor, ir a una institución a querer formarme académicamente donde no me van a reconocer mis pronombres por prejuicios? Todo esto genera un aislamiento, y no soy la única mujer trans que lo siente”, manifestó.

Desde su perspectiva, tanto el Estado como la sociedad permiten los malos tratos hacia las personas trans o no binarias, pero pese a esto, tiene la intención de votar por su futuro.

Al igual que Sereno, Richelle Briceño considera que es necesario ejercer su derecho al voto en este momento: “Sin democracia, sin Estado de derecho, sin separación de poderes, no habrá derechos plenos para las mujeres ni para la población Lgbtiq en Venezuela”.

“El Estado debe sacar sus garras de nuestros cuerpos, respetar el libre desenvolvimiento de la personalidad y dar garantía de cumplimiento de nuestros derechos humanos, entre los cuales se encuentra, sin duda, el derecho a la identidad de las personas trans, intersex y no binarias”, finalizó.