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No se sana sino se revela


2017-10-25
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Soy Homosensual

Manning, muy aparte de su controversial papel en la discusión sobre la seguridad digital, al ser una mujer trans ha recibido una cobertura especial en todo lo que ha hecho desde que salió del clóset en 2013. El hecho que incluso aquellos críticos en la CIA que renunciaron a sus puestos en Harvard como académicos hayan reconocido y respetado la identidad de género de Manning, es una gran victoria en la lucha por el reconocimiento y dignidad de las personas trans en Estados Unidos.

Sin embargo, voces críticas al sensacionalismo del caso de Manning no se hicieron esperar. Una de ellas fue la activista trans afroamericana Ashlee Marle Preston -reconocida por ser la primer mujer trans en ser nombrada como jefa editora de un medio y por recientemente haber confrontado a Caitlyn Jenner en un evento público por su apoyo al Presidente Trump– quien cuestionó en un par de tuits la labor de los medios en dar luz a un problema que palidece de importancia en comparación de los problemas que las poblaciones trans afroamericanas y latinas enfrentan diariamente. El resultado de sus discusiones con quienes la criticaban de “sobreponer” sus experiencias de discriminación sobre las de otras personas terminó en un video de casi media hora que subió a su página de Facebook en donde expone lo fácil que es invisibilizar las historias de las minorías y lo fácil que aquellas personas que se dicen aliadas se ofenden cuando se les cuestionan sus privilegios.

Preston, en su cándido video, rápidamente reconoce lo importante de que es el activismo digital y en medios de comunicación, pero acertadamente cuestiona la presencia de la gente después de que el hashtag deja de estar vigente.

Es una conclusión nada nueva para aquellas personas que nos dedicamos al activismo, pero definitivamente vale la pena resaltar tan seguido como sea posible. En un México donde los crímenes en contra de las mujeres, las personas LGBT+, indígenas y migrantes resulta en impunidad, es un recordatorio doloroso cuando nuestras voces hacen eco con el coro de siempre sin lograr indignar lo suficiente para movilizar a la inmensa mayoría que se mantienen en la banqueta.

“El activismo no es el nuevo Chihuahua en la bolsa”: Ashlee Marle Preston.

Las redes sociales pueden inspirar esperanza, iniciar revoluciones, ponernos al borde de la guerra nuclear -como lo ha comprobado Trump con Corea del Norte– e incluso ser la herramienta perfecta para diseminar información que los medios de comunicación que son presionados por los gobiernos no están dispuestos a compartir, pero la ciudadanía se ha quedado en una postura mediocre que ha normalizado que las atrocidades de las que se quejan continúen ocurriendo y que gente de perfil autoritario asuman el control de nuestras democracias.

“Permítete sentirte incómodo”: Ashlee Marle Preston.

Ser aliado de alguna causa es todo un arte. No basta con cambiar tu foto de perfil, usar un hashtag ni vestir la playera de la última campaña de moda. Ser aliado significa cuestionar nuestros privilegios. Todos gozamos de alguno, a no ser que seas una mujer trans indígena con alguna discapacidad en pobreza extrema y sin estudios, por poner un ejemplo.

Si alguna vez hemos callado ante una injusticia, lo más seguro es porque nos beneficiemos directa o indirectamente de algún privilegio en específico. Ser aliado comienza con reconocer esos beneficios y usarlos a favor de la causa con la que te solidarizas. Este es un proceso bastante conflictivo si se hace honestamente.

El caso del locutor-caído-en-desgracia Sergio Zurita es un claro ejemplo. En su sentida disculpa, a unos días de haber dicho en su programa de radio Dispara Margot Dispara una serie de comentarios machistas, articuló lo mal que había hecho en “haber olvidado que él era un hombre en México”. El hecho de que a mitad de septiembre estemos con el caso número 83 en lo que vamos del año sólo en Puebla, habla de que a demasiados hombres heterosexuales cisgénero se les olvida precisamente eso, que son hombres en México.

En mayo de este año se viralizó el hashtag #SiMeMatan, en donde miles de mujeres de todo el país compartían desgarradoras conclusiones de lo simple que es que en México asesinen a una mujer por el hecho de ser mujer. Una de estas mujeres que compartió un tuit con este hashtag fue Mara Castilla:

#SiMeMatan es porque me gustaba salir de noche y tomar mucha cerveza…

— MAPI (@MaraMiranda25) May 5, 2017

Mara es ese caso número 83 de Puebla en lo que va del 2017.

La indignación no cabe en un tuit, ni bastará con las tan necesarias manifestaciones frente a los recintos de nuestros corruptos gobernantes y deshonrados monumentos. Es nuestro deber como ciudadanos ser vocales sobre las causas que decimos defender, más allá de la marcha y más allá de cuando deje de ser nota.

Mobilizar a los apáticos neutrales es la labor titánica. Contar nuestras historias es lo más efectivo, pero estamos llegando al punto en donde ser políticamente correctos no es suficiente. Como comunidad LGBT+ heredamos del movimiento feminista el valor de hacernos visibles de maneras que sacuden al estatus quo. Stonewall es el recordatorio.

Así como callar es ser cómplice hoy más que nunca, no participar también es ser cómplice, hoy más que nunca. Es indignante que tras todo lo que sabíamos de la red de corrupción que respaldaba a quien hoy tomó protesta como gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, se haya apaciguado el reclamo de la ciudadanía tras la investigación de Animal Político de #LaEstafaMaestra, que no sólo involucra al individuo antes mencionado, sino a una decena de dependencias gubernamentales y ocho universidades públicas. ¿Dónde estuvieron las marchas de los estudiantes de estas instituciones? Si hubo alguna, no fue lo suficientemente fuerte para resonar la indignación que merece.

Y hablando de estudiantes, cómo olvidar que este mes se cumplen ya tres años de la desaparición de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa. Debemos exigirles a nuestros representantes que pasen la iniciativa de la Ley Contra la Desaparición Forzada.

¿De qué privilegios gozamos que nos mantiene neutrales ante tanta injusticia? Escudarse tras la ineficacia de la política y la percepción de insignificancia de nuestros actos como individuos es la más grande traición a nuestras víctimas. Lo que es intrascendente es indignarse en redes sociales cada 24 horas si al momento de poder interactuar con aquellos que pueden hacer un cambio substancial en sociedad civil y en gobierno no nos involucramos. Si no puedes involucrarte activamente en el verdadero activismo, apoya a quienes sí lo hacen, con tu tiempo y/o recursos.

“No puedes sanar lo que no revelas”: Ashlee Marle Preston.

#NiUnaMás