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El desafío a la heteronormatividad o la historia del movimiento lésbico en México


2017-09-12
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Desastre.mx

Oprimidas, calladas, invisibilizadas; las mujeres lesbianas han sido, históricamente, empujadas al espacio del silencio, de la marginalidad, de la inexistencia. Disidentes del mito de la mujer sumisa, que es configurada como correlato del hombre, las lesbianas han resistido al pasar de los años en busca de blandir un sistema heteronormativo, cuyos valores y categorías las colocan al límite de lo humano y generan la subvaloración de sus vidas.

El movimiento lésbico posee una peculiaridad que lo distingue y articula con otros movimientos sociales, como son los casos del LGBT y el feminista, grupos con los que ha establecido alianzas a lo largo de los años; sin embargo, existe una narrativa peculiar en el actuar de las lesbianas frente a sus necesidades y demandas políticas que tiene que ver con la doble exclusión de la que son objetos en un orden hetero-patriarcal, primero por ser mujeres y después por ser lesbianas.

Empero, pese a la brutal fuerza de ese régimen político y social que no concibe su existencia, las mujeres lesbianas han sabido hacer oír su voz y han dado al mundo heteronormativo fuertes sacudidas; teorías importantes sobre sexualidad y género se relacionan de forma inmediata con Audre Lorde, Monique Witig, Adrienne Rich, Judith Butler, Gloria Anzaldúa, Julieta Paredes, entre otras.

Los nombres anteriores están presentes en la historia del movimiento teórico lésbico-feminista, pero ¿Qué pasa con las actoras de la historia del movimiento lésbico en México?, ¿Quiénes son ellas? ¿Qué hicieron y cuáles eran sus objetivos? Es relativamente sencillo encontrar información sobre el movimiento lésbico-homosexual en México y seguir una línea temporal que llevó a lo que hoy conocemos como movimiento LGBTI; no obstante, los registros de los pasos y objetivos del movimiento lésbico, más anclado a la oposición y el cuestionamiento, parecen estar vacíos.

O al menos eso parecía, la investigadora y académica Adriana Fuentes Ponce, quien se ha especializado en temas de feminismo, sexualidad y género a través de sus doctorados en Literatura Hispanoamericana por la Benemérita Universidad de Puebla y en Historia y Etnohistoria por Escuela Nacional de Antropología e Historia, se dio a la tarea de realizar un gran esfuerzo por documentar la historia del movimiento lésbico en nuestro país.

El libro, que recibe el nombre “Decidir sobre el cuerpo. Una historia reciente del Movimiento Lésbico en México”, sigue a este movimiento a lo largo de 20 años, inicia y culmina con acontecimientos históricos que repercutieron en la dirección del mismo y muestra cómo el movimiento lésbico forma parte de la historia del país.

Algunas de las mujeres que fueron incluidas en la publicación, y que fueron consideradas por su incidencia política y su agilidad para construir agrupaciones y alianzas a lo largo de las décadas, son: Yan María Yaoyólotl, Alma Aldana, Patria Jiménez, Leticia Armijo, Gloria Careaga, Guadalupe González, Rosa María Ortiz, Alma Oceguera y Trinidad Gutiérrez; muchas de ellas vigentes en el activismo lésbico y a favor de los derechos humanos desde diferentes, e incluso opuestas, posiciones.

El libro expone una historia que no había sido contada hasta ahora y recoge fuentes orales y escitas por medio de un arduo trabajo historiográfico, como lo describe la autora. El valor de esta publicación ha generado que sea premiada por el jurado del Premio Cátedra Jorge Alonso del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y por la Asociación Española de Investigación de Historia de las Mujeres.

En resumen, se trata de una publicación imperdible que nos ayudará comprender y conocer la historia del movimiento lésbico en México; por tal motivo, en Desastre.mx decidimos hablar con la autora de este gran libro para conocer más de él. A continuación te dejamos la entrevista.

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Entrevistador: ¿Por qué considera que es importante hablar de la historia del movimiento lésbico? ¿La historia de las lesbianas y su lucha se encuentran invisibilizadas?

Adriana: Para entender el movimiento lésbico es necesario comprender la conexión y distinción con los movimientos feminista y lésbico-homosexual (actualmente LGBTTTI). Conocer la historia narrada desde las propias actoras nos permite una visión y argumentación que muestra una posibilidad de vínculos y entendimientos hacia su propia vida.

El movimiento lésbico nos evidencia una invitación a replantear o repensar estructuras como la familia, el matrimonio, la crianza, así como el deseo, el cuerpo y la sexualidad.

Cabe aclarar que iniciar a hablar sobre este tema de manera específica nos abre la puerta para nuevas investigaciones y miradas que podrían trabajarse. Resulta interesante cómo las lesbianas han estado presentes a lo largo de la historia y cómo, a pesar de ello, poco se sabe o se conoce de sus vidas y sus repercusiones cotidianas.

Entrevistador: Su libro aborda la historia del movimiento lésbico, ¿Cuál fue el periodo de tiempo analizado y por qué?

Adriana: El punto de partida es 1977 y el cierre 1997. Previo a ello expongo un contexto sobre lo sucedido en la década del setenta a fin de entender y comprender cómo fue construyéndose el entramado para el movimiento lésbico en México.

Los puntos históricos que enmarcan la investigación están vinculados a lo que he denominado proceso de visibilización. En 1977 por vez primera una lesbiana se nombra públicamente lesbiana y presenta argumentos para defender su postura sobre el lesbianismo, y se expone como una afrenta al patriarcado. Además, evidencia el cuestionamiento a las estructuras normativas que conforman el binario de opresión hacia las mujeres, hacia la feminidad, hacia las lesbianas. Ya que las mujeres que no se apegan al modelo legitimado no son aceptadas.

La segunda marca histórica es veinte años después. Tras una larga lucha por los derechos humanos y exposición sobre la sexualidad y la libertad como temas que no eran propios de la vida íntima, una lesbiana feminista militante gana una diputación por parte del PRD asumiéndose públicamente como lesbiana.

Entrevistador: La narrativa del movimiento lésbico a través de la historia se inscribe de manera diferente a la del movimiento gay y trans en nuestro país ¿A qué considera que se debe esta particularidad de objetivos políticos y demandas sociales?

Adriana: Me parece necesario complejizar esta pregunta y responderla a través de lo sucedido en las últimas décadas del siglo XX y vincularla con los acontecimientos subsecuentes para la formulación de estas demandas sociales que, no hay que perder de vista, en varias ocasiones se cruzan, así como también se distancian entre sí, y en otros momentos simplemente expresan sus propias necesidades y adversidades que observan en su cotidianidad.

Es necesario recordar que en algunos momentos pueden incluso presentarse como un bloque que confronta a la heteronomatividad por ser mostrada como la única manera legitimada para vivir.

Con esto quiero decir que el presente se puede leer y entender mejor cuando se recupera el pasado a través de miradas que quieran conocer los eventos y lo que no se ha dicho, con el fin de denotar varias maneras y perspectivas sin descontextualizarlas.

Hay que recordar que el movimiento lésbico en nuestro país tiene sus orígenes en movimientos teórico-sociales que cuestionaron el sistema y la estructura sociopolítica, en los que la exclusión, la indiferencia y la inequidad eran puntos cruciales de erradicar.

Por su parte, las propuestas feministas denunciaron las adversidades en las que estaban inmersas las mujeres, lo cual se reflejaba en una imposibilidad de autonomía en cualquier etapa de su vida, por ejemplo, el estudio y la vida laboral habían sido reservados para los hombres, mientras el cuidado de los otros y la crianza para las mujeres. El conjunto de todo esto derivó en planteamientos diversos, entre ellos los estudios de sexualidad.

Las lesbianas mexicanas tuvieron que construir alianzas, establecer redes de apoyo y replantearse la aceptación de una vida en la que no había espacio para ellas. Si alguien daba indicios de no seguir con los modelos establecidos, se asociaba con la anormalidad, lo erróneo y lo  peligroso. Por tanto, las lesbianas militantes o que formaron parte de ese movimiento se enfrentaron con una forma de entender y construir a las mujeres que incluso para ellas mismas requirió de un trabajo intenso y constante.

Enfatizo que lograr la escucha para convertirse en parte de la agenda política y ser uno de los temas de las conversaciones cotidianas ha dado como resultado darnos cuenta que las diferencias se han resaltado y que se ha evidenciado una gama de problemáticas derivadas de no saber convivir fuera de lo conocido.

La sexualidad y el cuerpo fueron dos categorías presentadas desde la teoría feminista y posteriormente por las investigaciones y estudios dedicados a la sexualidad y al cuerpo. De ahí que sea importante comprender cómo los pasos de algunos grupos han ayudado en los cimientos de otros y que el entramado que se ha conformado a lo largo de más de cuatro décadas tiene sus puntos de intersección así como de delimitación de acuerdo a sus propias necesidades y requerimientos.

Entrevistador: ¿Con qué se van a encontrar las personas que decidan adentrarse en la lectura de su obra?

Adriana: El movimiento lésbico en México tiene nombres y aquí da cuenta de ello. El texto analiza y complejiza el vínculo de las decisiones de la militancia hacia la vida cotidiana.

Las vidas de estas mujeres dan cuerpo al libro, al entretejerse nos permiten comprender que cada una de las acciones es una pieza importante que sostiene lo acontecido. Conocer los nombres así como la periodicidad de los grupos que se organizaron y el trabajo conjunto que realizaban con el movimiento feminista y el movimiento lésbico-homosexual nos da cuenta del legado de estas mujeres y al mismo tiempo nos permite repensar sus intereses y luchas actuales.

Acercarse a este texto nos permite conocer una reflexión desde el presente que mira y narra un pasado reciente que nos explica desde varias aristas cómo se legitima la exclusión hacia alguien por ser diferente, por no sumarse a lo establecido; pero al mismo tiempo, nos presenta cómo es que varias de esas mujeres que están vivas pudieron imaginarse y realizar acciones que fueron los cimientos de una lucha que no ha terminado.

Presenta historias de lesbianas organizadas y el desafío a la heteronormatividad.