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Nuevas regulaciones en los Juegos Olímpicos podrían afectar a atletas transgénero


2018-04-23
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Desastre.mx

El Comité Olímpico Internacional (COI) emitirá a finales de año nuevas regulaciones sobre el nivel de hormonas para las y los atletas transgénero en 55 disciplinas deportivas con vistas a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. El COI está analizando una “probable” reducción en los niveles máximos de testosterona de cinco a 10 nanomoles por litro de sangre, esto luego de que varios atletas transgénero han causado controversia por sus participaciones y en muchos casos han sido sometidos a escrutinios con motivos de su identidad de género.

El pasado mes de abril Laurel Hubbard, pesista transgénero de Nueva Zelanda compitió en los Juegos de Commonwealth de este año envuelta en críticas pues muchas atletas calificaron su participación como “injusta”. Laurel llegó a la final en la categoría de más de 90 kilogramos; sin embargo, sufrió una lesión. Hubbard comenzó su transición en 2014, y anterior a ello ya competía a nivel internacional.

Otro caso emblemático fue el de la atleta sudafricana Caster Semenya, quien ganó los 800 y mil 500 metros en los Juegos de la Commonwealth el pasado mes de abril. Semenya fue sometida a pruebas de “verificación de sexo” en 2009 realizadas por la Asociación Internacional y Federaciones de Atletismo (IAAF), luego de que otras corredoras “sospecharan” sobre su identidad de género.

Los resultados mostraron que Semenya tiene naturalmente un nivel elevado de testosterona. En 2010, la IAAF confirmó que la atleta puede competir en la categoría femenil sin limitaciones, pero la obligó a someterse a un tratamiento hormonal para reducir su producción de testosterona.

Ahora la IAAF anunciará nuevas regulaciones en los niveles de testosteronas en atletas que compitan en las distancias de 400, 800 y mil 500 metros. Esto podría limitar la participación de Semenya en Tokio 2020.

REGULACIONES

En 2004 el COI permitió a las y los atletas trans competir siempre y cuando hubieran completado una cirugía genital, dos años de terapia de reemplazamiento hormonal (TRH) postoperatoria y los cambios legales respecto a su identidad de género.

En 2015 los estatutos se modificaron, la cirugía de reasignación de sexo se omitió y el periodo en TRH se redujo a un año, luego de que Joanna Harper, atleta transgénero y asesora del COI, insistiera en omitir el proceso quirúrgico como requisito; sin embargo, ahora recomendó la reducción de testosterona para Tokio 2020.

“Las mujeres transexuales después de terapia hormonal son más altas, más fuertes y más grandes en promedio a las mujeres cisgénero (aquellas cuya identidad de género coincide con su sexo asignado al nacer)”, dijo Harper para el diario The Times.

Y añadió: “En los niveles altos del deporte, las mujeres trans están sustancialmente subrepresentadas. Eso indica que independientemente de las ventajas físicas que las mujeres trans tienen y que ciertamente existen, no son tan grandes como las desventajas sociológicas”.

Yannis Pitsiladis, miembro de la Comisión Médica y Científica del COI está elaborando un estudio con 40 jóvenes mayores de 18 años acerca de los cambios en la capacidad deportiva en personas que han utilizado hormonas como parte de su proceso de transición de identidad de género.

DISCRIMINACIÓN

En 1966 la IAAF consideró que la forma de tener certeza sobre la “feminidad” de las competidoras era por medio de una revisión de sus genitales; las atletas eran obligadas a posar desnuadas frente a un grupo de ginecólogos que decidían si eran hombres o no; aquellas que “pasaban” la prueba se les daba un “criticado de feminidad”, el cual era un requisito para todas las competencias en las que participarían.

En los Juegos Olímpicos de México de 1968 se aplicaron otros métodos, como el uso de pruebas cromosómicas tomadas del interior de la mejilla. La prueba encasilló al individuo XY como hombre y al individuo XX como mujer.

Sin embargo, la genética es un amplio espectro de la dinámica de los genes el cual incluye mutaciones que no necesariamente son “errores” biológicos. En 1967 Ewa Klobukowska, velocista polaca no pasó la prueba cromosómica, pues no se pudo determinar en una categoría tradicional “hombre” o “mujer”, se le acusaba por su expresión de género masculina y se le prohibió competir a nivel profesional en categorías femeninas; además, la IAAF le retiró tres récords mundiales.

Para 1968 los análisis determinaron que Klobukowska es “genotípicamente mujer”, es decir, que su información genética corresponde al sexo femenino. A partir del error cometido por la IAAF y de la humillación pública a la que había sido sometida la corredora, el COI modificó las “políticas de verificación de género” y mantuvo los resultados de las pruebas en secreto.

A las hermanas Tamara e Irina Press, quienes establecieron 26 récords mundiales de atletismo en esa década, se les acusaba de ser hombres y de forma peyorativa eran nombradas “hermafroditas”; además, los medios de comunicación hacían referencia a ellas como “los hermanos Press”. Se retiraron antes de que las pruebas de “verificación de género” comenzaran a realizarse.

En 1976 a la tenista profesional Renée Richars, quien tuvo una cirugía de reasignación de sexo, se le negó su participación en el abierto estadounidense. Un tribunal de Nueva York le dio la razón de poder competir con mujeres en 1977. Se le conoce como la pionera en buscar el derecho a participar para las y los atletas trans sin someterse a pruebas.

Pese a esa lucha emprendida por Richards, el COI, la IAAF y otras federaciones deportivas siguieron aplicando pruebas de verificación de género en atletas.

Con información de The Times, The Guardian y El País. Imagen tomada de Des Moines Register.