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SUSPENDEN A UN “PSIQUIATRA” POR ABUSAR SEXUALMENTE DE HOMBRES GAIS A LOS QUE PROMETÍA “CURAR”
En esta web te hemos hablado mucho de las “terapias de conversión” y lo tremendamente perjudiciales que son. Por eso las ponemos entre comillas. Si ya has leído mucho sobre el tema y no quieres saber más te invitamos a irte a otra web antes de quejarte porque hablamos mucho de un tema. Y si has llegado aquí de casualidad y no tienes ni idea de lo que te estoy diciendo, repite conmigo: la homosexualidad no se cura porque no es una enfermedad, uno es lo que es y no puede convertirse en hetero o en gay por ir a terapia y ese tipo de “terapias” provocan enormes perjuicios psicológicos.
Y puede ser mucho más terrible si encima tienes la mala suerte de encontrarte con un señor que se aprovecha de tu situación de vulnerabilidad para abusar sexualmente de ti.
Por lo que parece eso es justamente lo que hacía el Dr. Melvyn Iscove, de 72 años y licenciado en psiquiatría por la Escuela de Medicina y Cirugía de Ontario (Canadá). Iscove, que durante la investigación ha sido descrito como un doctor “con especial interés en el tratamiento de pacientes con problemas relacionados con la homosexualidad”, ha visto cómo un comité disciplinario ha suspendido su licencia tras encontrarle culpable de utilizar sus sesiones de “curación” de homosexuales para tener sexo con ellos.
Según el comité que ha investigado el caso, el “doctor” Iscove cree que la homosexualidad es un “desorden sexual” y durante algunas sesiones -que tuvieron lugar a finales de los 90 y principios de los 2000- participó en “masturbaciones y felaciones mutuas” con dos pacientes, y mantuvo sexo anal con uno de ellos. Tal y como explica el informe del comité, ninguno de los pacientes ha descrito algún tipo de atracción sexual o romántica hacia el Doctor; pero ambos creían que la actividad sexual con el psiquiatra formaba parte de la terapia y suponían “un intento de curarles la homosexualidad al llevar a cabo los actos, en lugar de fantasear sobre ellos”. Uno de los pacientes, que por aquella época tenía veintipocos años, ha testificado que fue derivado a Iscove pues su miedo a ser gay le provocaba depresión y ansiedad. El paciente explicó al comité que para él el psiquiatra era una especie de figura paterna hasta que un día comenzó a preguntarle directamente por sus fantasías sexuales. En una ocasión Iscove abrazó al joven y le preguntó: “¿Qué piensas que te gustaría hacer?” y añadió un “Puedes tocarme si quieres”. El chico tocó el pene erecto del psiquiatra, que se quitó los pantalones y le animó a hacer lo mismo. El comité de investigación da veracidad al testimonio de este paciente que asegura que las sesiones de masturbación mutua ocurrieron entre 10 y 20 veces, y un tercio de ellas incluyeron felaciones.
El otro paciente tenía 18 años cuando acudió a la consulta de Iscove por problemas de ansiedad y depresión aunque ha testificado que en ese momento nunca había tenido dudas sobre su sexualidad. Durante la terapia el “doctor” le invitó a leer material escrito en los años 50 por el Dr. Edmund Bergler, el mismo material que Iscove ha utilizado durante la investigación para defenderse argumentando que, para él, la homosexualidad es una enfermedad y que “no hay homosexuales felices”. Tras hacerle leer ese material, Iscove comenzó a preguntarle al paciente por sus fantasías y sueños, poniendo énfasis en los “sentimientos homosexuales”. Cuando el paciente le contaba sus fantasías sexuales con mujeres, el psiquiatra le convencía de que lo que estaba haciendo era “negar su homosexualidad”. Finalmente el chico acabó convencido de que Iscove estaba curándole su homosexualidad y cuando le comentó que se estaba planteando practicar sexo con otro hombre, el propio Iscove le recomendó que no lo hiciera con un desconocido y se ofreció él mismo. Ambos comenzaron con masturbaciones mutuas que derivaron en sexo oral, hasta que un día el chico llevó un condón a la consulta y le pidió al psiquiatra que le penetrara analmente.
Aunque Iscove lo niega todo, los testimonios de los dos pacientes y varios detalles sobre la conducta del doctor llevaron al panel a encontrarle culpable y suspender su licencia hasta que se lleve a cabo una vista en la que se decidirán las acciones disciplinarias (que muy probablemente acabarán con la licencia de Iscove siendo anulada completamente). Entre las cosas que llevaron a los investigadores a desconfiar de Iscove está el hecho de que al paciente B intentó venderle un exprimidor y al paciente A además de intentar venderle varios objetos personales le invitó un día a asistir a un ensayo en la ópera. Además Iscove ha sido acusado de tener una “conducta inapropiada” en un baño público.
