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El singular desafío de judíos religiosos con hijos LGBT


2020-01-15
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Diario Judío

Diario Judío México - Cuando Israel Leibovitz y su esposa oyeron hace cuatro años de boca de su hija Vered (hoy de 28), que era lesbiana, tras la sorpresa inicial, pensaron ante todo en la importancia de aceptarla y amarla, como siempre, tal cual es. Al mismo tiempo, siendo una familia religiosa, sabían que el tema no sería fácil para algunas partes de la misma, de línea más estricta que ellos en la observancia diaria de la religión.

La prohibición

En hogares religiosos, aunque nunca se puede generalizar, el tema es más complejo por definición que en familias no observantes, por la prohibición explícita en la Tora de relaciones homosexuales. Concretamente, esto aparece en el libro de Vaikrá (Levítico), el tercer libro de la Torá (capítulo 18, versículo 22), en el que dice “no te acostarás con un hombre como te acuestas con una mujer” y se agrega que “es una abominación”.

El Rabino Eliezer Shemtov nos explica algo clave: en el judaísmo no está prohibida la homosexualidad, sino los actos homosexuales, así como no está prohibido querer viajar en Shabat, sino hacerlo en la práctica.

En cuanto a la actitud ante el lesbianismo, no hay una prohibición explícita en la Torá, pero nos dice  el Rabino Shemtov que el gran sabio Maimónides afirmaba que sí estaba insinuada, al decirse “no te comportarás como los egipcios”, una de cuyas prácticas era precisamente las relaciones sexuales entre mujeres.

La apertura

El texto bíblico es sin duda una referencia para judíos creyentes. Pero frente a ellos puede estar la convicción de que todo ser humano fue creado a Imagen y Semejanza de D´s y que también quienes tienen una tendencia sexual distinta son Su creación. Claro que a ello se agrega, en cada caso personal, la actitud ante los hijos y el deseo de apoyarlos y no hacerlos sentirse perdidos y rechazados.

En los últimos años se ha estado dando un proceso paulatino en ciertos círculos religiosos cada vez mayores, de apertura a la comunidad LGBT. Hay grupos de apoyo compuestos exclusivamente por religiosos e inclusive algunos rabinos ortodoxos que dan su apoyo, comprendiendo que el fenómeno se da también entre los religiosos, en el mismo porcentaje que en la población general, cerca del 10%. En todas las marchas de orgullo gay en Israel que hemos cubierto personalmente, es notoria la participación también de jóvenes religiosos así como de organizaciones compuestas especialmente por israelíes observantes, que sostienen: “también entre nosotros hay”.

Una figura singular en este tema es el  Rabino Dr. Beni Lau de Jerusalem, ortodoxo, que conoce el tema de cerca. No sólo que encabeza una comunidad sino que uno de sus hermanos , rabino conservador, es homosexual declarado.

Beni Lau ha encabezado recientemente encuentros con padres de jóvenes homosexuales o lesbianas y sostiene que “en el sionismo religioso se está dando un proceso importante que permite mirar a la realidad tal cual es, también entre rabinos”.

Lau recuerda que el primer paso lo dio hace unos tres años en su sinagoga, Ramban, cuando junto con la rabina Carmit Faintoch, organizó una velada relacionada a Janucá para padres “que todavía están en el closet” y se sorprendió de ver que llegaron cientos de personas de todo Israel. “Algunos vinieron con sus hijos, otros solos, y vimos algo importantísimo. Para los religiosos, la columna vertebral de su vida es la Torá, el estudio, la comunidad. Pero acá mostraban que entienden que hay gente con necesidades diferentes y que reconocerlo no altera esa columna vertebral”.

Uno de los grupos de apoyo a los padres de jóvenes de la comunidad gay, que se reúne en Jerusalem en el marco de la organización Tehila, está encabezado precisamente por Israel Leibovitz, mencionado al comienzo de esta nota. En su grupo, todos los participantes son religiosos. Y es uno de un total de 23 grupos que funcionan en todo Israel, en cada uno de los cuales hay un promedio de 15 personas.

Es que el desafío de los padres es muy especial. A menudo, cuando los hijos salen del armario, los padres entran, hasta que logran ajustarse a la situación.

Una visión personal

A Israel Leibovitz, el padre de Vered, lo conocimos meses atrás en la Marcha de Orgullo Gay en Jerusalem, en el puesto de la organización Tehila, que brinda apoyo a padres de jóvenes de la comunidad LGBT que no saben exactamente cómo lidiar con la situación. En su caso, la consideración para acercarse fue más que nada el deseo de saber cómo contar la noticia a una parte ultraortodoxa de la familia, que estimaban tendría mayor dificultad en aceptarlo. “Entre ellos, pueden perder el trabajo o puede suceder que no acepten a sus hijos en las escuelas, si se enteran de algo así en la familia”, explica Israel.

“Nosotros aceptamos a nuestra hija de todo corazón. A ella y a su pareja, que para nosotros son como nuestro hijo y nuestra nuera, parte de la familia plenamente. Y lo principal es lo felices que las vemos, tranquilas, sin tener que esconderse de nada, plenas con su vida”.

A decir verdad, el primer problema de Vered y su compañera, que también viene de una familia religiosa, no era la duda acerca de si sus padres las aceptarían, sino respecto a ellas mismas. “Al principio le fue difícil”, cuenta Israel, el padre. “Puede sentir que hay una contradicción entre las leyes de la Halajá y el sentimiento de la persona que entiende que no puede vivir distinto de lo que siente. Al final se entiende que la única forma de vivir es como uno siente. Pues puede que hay un precepto que no cumplen. Todo el resto sí”.

Buscando respuestas

Cada familia reacciona distinto. Claro que no sólo entre la gente religiosa. Pero en hogares observantes, la problemática se puede acentuar por todo lo ya explicado.

“Hay padres que quedan en shock. Algunos aceptan a los hijos y otros no. Algunos hasta echan a sus hijos de la casa o los aceptan si no vienen con su pareja”, cuenta Israel. “Nosotros creemos que lo principal es amar a nuestros hijos”.

El ya citado Rabino Beni Lau- primo del Rabino Jefe ashkenazi de Israel- sostiene que el cambio entre los religiosos es muy grande. “Hace 20 ó 30 años, había rabinos que no querían ni escuchar el término LGBT.Y hoy hay mucha vida alrededor de esto, seminarios, congresos, encuentros de aprendizaje. Las puertas cerradas se van abriendo”.