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A Oscar lo inculparon injustamente por ser gay y pasó 5 años en prisión en CDMX
Óscar Manuel Ramírez Siordia, un hombre homosexual de 30 años de edad, logró salir de prisión 5 años después de que fuera injustamente inculpado de asesinar a su pareja sentimental, crimen por el cual recibió una condena de 27 años de prisión. El afectado señaló que su encarcelamiento fue el resultado de un mal proceso legal, investigaciones fallidas, y sobre todo de decisiones fundamentadas en prejuicios basados en su orientación sexual.
El 6 de julio de 2010, Óscar Manuel Ramírez se encontraba en el departamento de Jacobo, su pareja sentimental. Por la tarde, ambos se retiraron del lugar y tomaron caminos diferentes.
Cuando Óscar se dirigía a su casa recordó que necesitaba revisar su correo electrónico, así que decidió volver al departamento. Pudo entrar sin problemas porque tenía llaves.
Mientras revisaba su correo, notó que Jacobo había regresado al departamento en compañía de otro hombre, mismo que su pareja presentó como su sobrino. Poco tiempo después, Óscar Manuel decidió abandonar el departamento, pero al sentirse inquieto por la presencia del desconocido decidió llamar por teléfono a su pareja para saber si estaba bien. Él sólo le dijo que “después se veían”.
A la mañana siguiente, Óscar Manuel se dirigió a casa de Jacobo y al ingresar encontró el cuerpo sin vida de éste. Rápidamente llamó a la policía y a los familiares del cesado.
Tras la llegada de las autoridades policiacas decidió ir a declarar al Ministerio Público y contó que el día anterior había pasado la tarde con su pareja, que habían acordado comer juntos y que incluso habían tenido sexo.
Después de dar su declaración, Óscar no volvió a ser libre. Inmediatamente las autoridades lo colocaron como probable responsable y fue detenido en el Centro de Arraigos de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. Luego de seis meses de estar ahí fue trasladado al Reclusorio Oriente y después de un año lo condenaron a 27 años y seis meses de prisión.
El sobrino
La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) revisó el historial de llamadas de Jacobo y encontró que mantuvo conversaciones con un joven de 19 años llamado Noé, mismo que estuvo presente la noche del homicidio.
Noé declaró que conoció a Jacobo en un chat gay, intercambiaron contactos y acordaron encontrarse para tener sexo a cambio de mil pesos. El interrogado indicó que necesitaba el dinero para ver a su novia que estaba en Mexicali.
Cuando entraron en el departamento, un hombre salió de una de las recamarás y abandonó el lugar, Jacobo le explicó a Noé que se trataba de un sobrino.
Noé narró que cuando estuvieron solos Jacobo lo invitó a ver una película. Una vez sentados, Noé rechazó un beso de su anfitrión, lo cual hizo que se molestara: “¿Entonces a qué viniste?”, le dijo Jacobo mientras intentaba tocarle el pene, el joven se resistió y comenzaron a forcejear.
Noé confesó que, tras mantener una pequeña pelea, logró someter a Jacobo y lo asfixió hasta matarlo, cuando dejó de moverse huyó, no sin antes tomar un celular y una laptop. Pese a que Noé señaló que actuó solo y jamás se retractó de sus declaraciones, tanto él como Oscar fueron encontrados culpables de homicidio.
La única prueba que el Ministerio Público presentó para inculpar a Óscar fue la presencia de cabellos en la mano de la víctima, mismos que según las autoridades pertenecían a Óscar.
“En una primera ronda de fotografías no estaban los cabellos, es hasta la segunda ronda de cadena de custodia cuando aparecen, si llegaron ahí por un descuido, o porque alguien los colocó de mala fe, no lo sabemos, lo que sí está claro es que no estaban, y luego el Ministerio Público afirmó que los cabellos eran de Óscar y así fue que le giraron la orden de aprehensión”, denunció Javier Cruz Angulo, abogado del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y quien llevó el caso de Óscar.
La inocencia de Oscar
Desde que fue incriminado, Óscar buscó demostrar su inocencia, por lo cual recibió apoyo y asesoría de la organización civil Letra S; así como de la Clínica de Interés Social del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Javier Cruz Angulo promovió un amparo para su cliente al argumentar que no existió en el caso un debido proceso, no hubo una cadena de custodia adecuada de las evidencias, y las pruebas presentadas en contra de Óscar no confirmaban su culpabilidad en el homicidio.
“Era una cadena de inconsistencias. En un principio argumentaron que la única prueba eran unos cabellos que nunca se comprobó que pertenecieran a Oscar Manuel; que la sangre que se encontró en el lugar de los hechos no le pertenecía a él; que las pruebas de ADN dieron negativo y señalaban que había existido una tercera persona en el domicilio”, señaló el abogado.
Asimismo, Cruz Angulo señaló que la complexión de su cliente no le hubiese permitido derrumbar y asfixiar al hombre; además, argumentó que Noé declaró de manera espontánea ser culpable y haber actuado solo.
De acuerdo con el defensor, la única manera de explicar la forma en la que fue llevado el caso es la discriminación, ya que la juez 49 Penal del Distrito Federal, Celia Negrete Díaz, estableció en su sentencia que “las personas con cierto tipo de orientación sexual son muy pasionales”, con lo que supuso que Óscar había asesinado a su pareja por “celos” al verlo con otra persona.
El abogado explicó que la sala penal que ratificó la sentencia nunca reconoció el carácter de pareja de Oscar Manuel, lo cual respondía a prejuicios y tuvo efectos jurídicos, ya que la palabra usada en el caso fue amante, la cual, de acuerdo con Cruz Angulo, “encuadra la conducta en otra norma penal”.
En julio de 2014, Cruz Angulo presentó una demanda de juicio de amparo ante el Tribunal Colegiado del Primer Circuito en Materia Penal por la violación al derecho de un debido proceso y a la no discriminación.
Ese mismo mes el Tribunal Colegiado admitió el amparo 415/2014 y finalmente determinó que no había pruebas que constataran que Oscar era culpable de homicidio, por lo cual fue liberado el 28 de mayo de 2015.
“El ministerio Público y el Poder Judicial acostumbran que todos los delitos que tengan que ver con una persona homosexual o transexual, sobre todo en homicidios, son crímenes pasionales. No hay otra línea de investigación, no agotan otras posibilidades, incluso aunque no lo digan toda su línea de investigación va hacia un crimen pasional… es un prejuicio de las autoridades y en el afán de perpetrar en ese prejuicio, vician el proceso, no trabajan conforme al derecho”, señaló Oscar.
Con información de Proceso, Notiese y El Universal.
